Esta semana fallecieron Jô Soares y Olivia Newton John, dos íconos de la historia del humor y del arte muy presentes en la vida de quienes han disfrutado de este planeta desde los años 70.
Cuando miro al mundo exterior, no veo a otro Jô ni a otra Olivia, al principio esto me entristeció. Mi mente pensó: la gente no tendrá la experiencia de sentir en su corazón el trabajo de estos dos seres. Como ellos, tantos otros íconos de nuestro tiempo que se van sin dejar heredero de su inspiradora autenticidad.
Pronto me volví a sentir en este mar de flores, en un campo abierto, donde cada una de ellas tiene su lugar y tiempo perfecto. Donde por cada una que parte, otra aparece. No son iguales, sino únicas y con la misma importancia y belleza.
También sentí que depende de cada uno de nosotros mantener viva la llama de todos los íconos que van saliendo de nuestra vida, a través de nuestra actitud, acciones y palabras.
Cultivar estos atributos es también reconocerlos como nuestros. Nos recuerdan quiénes somos en nuestro Ser auténtico.
Traigo en mi corazón a Cazuza, Freddie Mercury, Renato Russo, Mussum y Zacarias, Lady Di, Desmond Tutu, Chico Mendes, Chico Xavier, Patrick Swayze y tantos otros… No por su imagen y fama, sino por su actitud. Seres humanos inspiradores, que con sus vidas tocaron y cambiaron la mía, y tal vez la nuestra, para siempre.
Tenemos muchos buenos ejemplos a seguir, no dupliquemos la agresividad, la negatividad, la deshonestidad que vemos por ahí. Esto es muy pequeño de nuestra parte.
Deshonramos a estos íconos que dedicaron su vida a la intensidad del Ser, durante décadas, forjando nuestra propia historia.
Elige bien a quién dejas entrar en tu corazón y planta sus semillas.
Cosecharás los frutos a lo largo de tu vida.
Shirayam
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